Yo Robot.

Con este título, un autor llamado Isaac Asimov escribía un cuento allá por 1950 y en el año 2004 le han hecho una película.

Muchas veces hemos reflexionado (u oído reflexiones) acerca de que Dios no desea que seamos como robots. Pues Él nos hizo libres !!!

No es necesario cumplir ningún requisito impuesto por humanos para ser cristiano. ¿Lo sabías?

Sólo es necesario creer en la obra que Jesús hizo en la cruz para satisfacer la justicia de Dios mediante el sacrificio de un ser inocente y sin pecado.

Ahora bien. La vida (una vez que te has convertido en cristiano) continúa…

No es necesario que te ates a rudimentos humanos para conocer a Dios. Es bueno estar en comunión con otros hermanos, pero existen cosas que quizá te sucedan en la congregación y ya te hayas preguntado una y otra vez: ¿por qué debe ser esto así? y no te hayas sentido comprendido al escuchar las respuestas que has obtenido…

Solemos cuestionar las cosas. Somos seres humanos. Ahora, con el Señor en nuestras vidas tenemos respuestas a un sinnúmero de preguntas en cuanto a la eternidad que antes no poseíamos.

Pero muchas veces, nos preguntamos si Dios será tan así como se nos lo enseña desde un púlpito.

Paso a explicar las diversas situaciones…

Nos encontramos en una reunión con el templo lleno, y seguramente que el micrófono se encuentre a alto volumen para alcanzar a los que se encuentran detrás de todo. Pero… ¿Siempre debe el volumen romper los oídos de los hermanos, aún cuando sólo han venido 10 personas?

He visto videos de evangelistas de “avivamiento” con reuniones de 30 personas (no más) en donde los hermanos se ponían tensos con cada grito del hermano predicador que no sólo podría haber hablado sin micrófono, sino que se entusiasmó pensando que el diablo ese día estaba sordo y gritarle era lo mejor que podía hacer… (sin más palabras en este caso).

He estado en reuniones (sé que alguna vez has vivido algo similar) en donde se te enseña a ser obediente a los caprichos del pastor o líder porque sino “no vas a recibir bendición”. Es lógico que todo el mundo, por no “perder” la bendición, corra a hacer todo lo que le dicen… sí, como un ROBOT.

Entonces se escucha: Levanten las manos! Al rato, tome la mano de su hermano y dígale que Dios está con él! Ahora hagamos el trencito del gozo del Espíritu (¿?). Ahora volvamos a levantar las manos… Ah, no! Ahora vienen los anuncios. Pero primero hagamos una oración por los enfermos….

Quien ve estas cosas de afuera, no comprende absolutamente nada. Es peor que el hablar todos en lengua (como reprochó el apóstol Pablo), ya que esto ni siquiera es una manifestación del poder de Dios, sino una serie de movimientos y ritos que nada tienen que ver con nuestra comunión con el Señor.

Y muchos se han convertido en “Robots”, de los cuales yo era uno más. Pero gracias a Dios he podido salir de ese molde de culto repetitivo y aburrido.

Dios hace nuevas todas las cosas y sus misericordias son nuevas cada mañana… ¿no hemos pensado como cristianos que es posible que el Señor nos indique el modo en que tenemos que hacer una reunión en Su nombre?

¿Tendrá alguna vez Dios la posibilidad genuina de hacer lo que desea entre Su pueblo?

“Quiero una iglesia que no busque lo que YO QUIERO… sino que anhele ser lo que Jesucristo soñó”

El texto que acabo de incluir entre comillas, lo copié de un sitio de un hermano (http://estaperron.blogspot.com/) y me pareció interesante meditar en todas estas cosas a partir de esa frase.
No digo que esté mal cantar alabanzas. No digo que esté mal usar el micrófono. Pero muchas veces el pensamiento de los que ministran está tan absorto en las cosas que hacen que pierden el sentido común. Existen ocasiones en donde unas palabras dirigidas a un grupo pequeño pueden decirse sin gritarse.

Al mundo espiritual no ingresamos con griteríos, sino con autoridad. El gritar, no es sinónimo de autoridad, sino más bien de temor por perder el control de la situación.

En ocasiones es conveniente gritar, pero hacerlo todo el tiempo es una señal de que la autoridad de Dios no permanece en el individuo y éste cree que de ese modo puede imitarla.

Los demonios se acercaban a Jesús temblorosos, preguntándole por qué se había acercado a ellos y si lo hacía para atormentarlos antes de tiempo. Luego le pidieron permiso para ir hacia el grupo de cerdos. La única palabra que Jesús menciona en ese pasaje es: “Id”.

¿Gritó? ¿Necesitó subir el volumen? ¿Acaso fue necesario tomarse tanto tiempo para echar fuera a los demonios? (Que dicho sea de paso, estaban ya casi con un pie fuera del Gadareno, por el temor que tenían de estar en la presencia del Señor).

¿Acaso estos griteríos son las cosas “más grandes” que Jesús dijo que haríamos en Su nombre?

Yo tengo la esperanza (y lo creo así hermanos) que el Señor tiene preparadas cosas más grandes, pero ¡grandes de verdad!

Todo lo que intenta imitar el mover de Dios es algo que con el tiempo se apaga.

Dios nunca se apaga. Dios sigue encendido y encendiendo !!!

Las imitaciones, en lugar de lo genuino y espontáneo, no son buenas…

Recuerdo que Moisés fue un instrumento de Dios que con su vara hizo las maravillas de Dios según los propósitos que el Señor tuvo en su momento con él.

Imagino que en aquellos días, algunos se apoderarían de varas similares en su caminar diario con el secreto deseo de ser escogidos por Dios por sus hermosas ramas, que quizá serían más vistosas que las de Moisés.

También imagino a los hombres de la época de Elías, cubriéndose con mantos para tratar de ser también ellos portadores de una unción que les era esquiva, ya que no estaba en el manto, sino en quien Dios quería.

Casi me parece ver a todos los que eran contemporáneos de Daniel, haciendo dieta de legumbres y negándose a tomar vino, esperando que Dios viera sus apariencias externas para llevarlos a mejores estadíos de su vida espiritual.

También pienso en los que vivieron en los tiempos de David, cargar con sus propias piedras y sus hondas, esperando ser los próximos en derribar un filisteo y ser así llamados por Dios para cosas grandes.

Dios no se repite…

Dios posee formas, palabras, métodos y objetivos que sólo Su poder pueden llevar adelante.

No importa si somos nosotros o si es otro el que es llamado por el Señor para hacer la obra. No miremos lo que otros hacen para imitarlos. Seamos genuinos.

Debiera aprenderse, a que si un hermano prefiere pasar toda la reunión arrodillado orando, o sentado leyendo la palabra del Señor, es libre de hacerlo. No debe ser juzgado por no estar aplaudiendo y seguir los dictámentes repetitivos y a veces monótonos, culto tras culto, de un hermano que quizá ya necesita unas vacaciones.

Existen muchos hombres y mujeres que pueden dirigir una reunión y ser espontáneos. Quizá cualquiera de éstos, pudiera darnos una gran sorpresa…

¡ Que el Señor los bendiga !

Raimundo Baravaglio

mensajedefuego@yahoo.com.ar


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