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Mostrando entradas de mayo 19, 2008

Las Crónicas de Narnia: El Sobrino del Mago

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El libro “El León, la bruja y el guardarropas” fue el primero en escribirse (según el orden que le dio el autor y que respetó Disney). En este libro, que según mis cálculos está quinto entre los siete que componen toda la historia, es en donde comienza todo. En realidad, Clive Staples Lewis hace uso de una imaginación realmente notoria, creando aquellos “pozos” que hacen de comunicantes entre diversos mundos. He tenido que releer unas tres veces este libro (y volvería a hacerlo) para comprender bien lo que el autor plantea. En una parte del libro se habla de un árbol, a partir del cual se construiría posteriormente el “guardarropas” del primer libro. Ahora bien. El mensaje final de la serie de libros (casi en las últimas páginas del último libro), es triste pero esperanzador. Ese final, me ha sacudido mucho más que la lectura de los siete libros en su totalidad. Lo más llamativo es que sólo logré interpretarlo correctamente cuando mi hija me mostró lo que decía C. S. Lewis.

Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspián

Hoy, Domingo 18/05/2008, he leído el siguiente texto en la revista VIVA de hoy del diario Clarín. Reproduje dos párrafos que me parece que encierran (levemente) parte de la historia, carácter y valores que poseía C.S.Lewis el autor de las (por Disney ahora más famosas) "Crónicas de Narnia". Quienes somos cristianos, no deberíamos dejar de leer su otra obra, la que precisamente encierra muchísima más riqueza y profundidad. Aquí les dejo el texto que decía: Un mundo encantado oculto en un lugar improbable, criaturas extrañas y animales parlantes, chicos que comandan batallas, un rey león y una reina gélida y malvada. Quienes no conocieran la obra de C.S. Lewis al internarse en el cine a ver "El león, la bruja y el armario (la primera novela de la saga de Narnia que filmó Disney en el 2005) podrán haber pensado que no se trataba de una historia del todo original. Lo que acaso no supieran es que, si la historia les resultó conocida, es porque infinidad de relatos posteriores

Con respecto a la duda y a la fe

La duda… ¡qué interesante tema! No dudo de lo que Dios hizo en mi vida, ni de todo lo que está escrito en Su palabra. Pero lo que sí pongo en duda es cierto espíritu de pseudo-oveja al cual se nos ha acostumbrado desde los púlpitos, en donde la palabra enseñada debe ser “acatada” más bien que correctamente aprendida. “Esto es así porque lo dijo el teólogo fulano de tal…”, se suele escuchar. Y yo pienso (si me es lícito hacerlo) ¿existirá alguna posibilidad de que el tal teólogo haya equivocado alguna jota o tilde en su propia locura por alcanzar la verdad bíblica? Creo que los teólogos pueden llegar a grandes y profundas conclusiones, pero continúan siendo humanos tanto como el gasista o el plomero. Por lo tanto no están exentos de equivocar sus interpretaciones con respecto a la palabra de Dios (aún cuando basen sus estudios en los más rígidos exámenes de su especialidad), tanto como un gasista puede hacer un buen trabajo que dure 50 años o volar una manzana por su imprudencia. Q