¿Las dudas de Jesús?

Siendo que Jesús era 100% Dios pero a la vez 100% humano, debió pasar por momentos de incertidumbre como cualquier otro hombre y mujer de este planeta.

El tema es que jamás tuvo pecado. Su incertidumbre, que fue una falta de noción sobre la voluntad de Dios con respecto a dos opciones a escoger en una diyuntiva tan crucial como ir o no ir a la cruz en ese preciso instante de Su vida.

Quienes pretenden encontrarse con un Dios todopoderoso que no sufre de estas “flaquezas” humanas, tendrán que reconocer entonces que es oscuro (para su punto de vista) el texto en donde Jesús ora tres veces para conocer la voluntad de Dios en el huerto de Getsemaní.

¿Por qué si era Dios, tuvo que llegar a transpirar sangre para conocer lo que el Padre había planeado para los próximos momentos difíciles de Su ministerio?

Es que si hubiera echado mano de Su divinidad para conocer absolutamente todas las cosas sin necesidad del esfuerzo previo que requiere a “todo ser humano” el poder tener un encuentro con Dios… pues hubiera descuidado uno de los misterios del sacrificio que estaba por realizar.

Debía permanecer en la debilidad de Su cuerpo carnal, pero luchando (como lo hizo) hasta la sangre combatiendo contra el pecado que le instaba a abandonar esa agónica tarea.

Él te tenía en mente en aquel momento. Nos tenía en mente… No podía fallar !!!

Si erraba en el momento más difícil, toda la creación hubiera sido condenada.

Era necesario el sacrificio perfecto ideado por Dios para pagar la desobediencia del primer hombre Adán.

Pero… ¿por qué tuvo que orar tres veces por lo mismo?

Veamos las distintas etapas:

En Mateo 26:38 el Señor dice:
“Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.”

Esta es la primera oportunidad en que ora de ese modo.

Luego de volver y alentar a los discípulos para que lo acompañen en oración (se habían quedado dormidos)… Regresa a orar, y en el versículo42 dice:

“Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”

Esta es la segunda vez.

Luego en el versículo 43 regresa hasta donde estaban sus discípulos dormidos .

Aquí sólo quiero detenerme un instante para aclarar que, obviamente, creo que si yo hubiera tenido que estar allí habría sido el que más ruido hubiera hecho con mis ronquidos !!!

Muchas veces tenemos la tendencia a juzgar livianamente a los discípulos como débiles por algunas de sus actitudes que leemos en los escritos bíblicos y en otras ocasiones hasta consideramos infantiles algunas de sus reacciones.

Creo que no podemos jactarnos de nada, pues, muchas veces ofendemos a Dios con mucho menos (o mucho más) que con aquellas falencias que tenían - a nuestro juicio - los primeros hermanos de la iglesia.

Ahora retomo:

En el versículo 44, la biblia dice:

“Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.”
Aquí tenemos la tercera oración por lo mismo.

En tres ocasiones debió pedirle al Padre que si era posible, pase de Él esa copa. La “copa” como sabemos era el momento de la crucifixión por la humanidad.

Ahora bien, una vez que alcanzó mediante una ardua, difícil y sacrificada oración, (no como la que muchos acostumbramos a tener 10 minutos antes de tomar muchas de nuestras desiciones más serias), el conocer cuál era la voluntad de Dios para sus próximos pasos, veamos lo que dijo en los versículos 45 y 46:

“Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.”

Se alejó la incertidumbre. En su lugar, una seguridad que lo llevaría a padecer con grandeza el oprobio, el abandono de todos quienes le seguían, y aún el desamparo momentáneo del Padre.

En Marcos 15:34 traduce las palabras que Jesús dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado“, ya que en un instante Jesús fue hecho pecado, por nosotros…

Desde hacía tres horas todo se había oscurecido, y en ese breve momento, Dios lo dejó solo para que cumpla con el propósito de cargar todos nuestros pecados en Sí mismo.

El Hijo de Dios. Jesús. Quien poseía una estrecha relación con Dios. Quien manifestaba por donde fuera Su poder, en milagros, señales y maravillas jamás antes vistas.

Éste mismo Jesús, debía arrodillarse para “conocer” cuáles serían sus próximos pasos a dar.

En muchas otras ocasiones se lee en la biblia que Jesús se apartaba a orar desde muy temprano.

Cierta vez escuché a un hermano predicar sobre el modo en que Dios nos revela Sus planes.

Este hermano que ahora es pastor en Bariloche, muy amado por mí, su nombre Daniel Tomas, relataba que Dios nos da un pedazo del mapa de Su voluntad.

Por fe, y sólo por la fe, debemos caminar hasta que se termina el camino en esa parte del mapa… allí, cuando entramos en una desesperación por conocer cuál será el próximo paso y caemos de rodillas implorando revelación para seguir viaje… Dios envía provicionalmente el otro pedazo del
mapa.

El mapa es enorme. Nos llevará toda la vida conocer en su totalidad el recorrido por Dios planificado, pero lo importante es saber que no existe sobre la tierra camino mejor que el que Dios ha trazado para nuestros pies.

En cualquier otro terreno seremos como seres extraños, en el plan de Dios, en Su propósito para nuestra vida, estaremos mucho más que seguros y a gusto.

Es cierto. No será una perpetua alegría. Pues el objetivo no es nuestra felicidad, sino alcanzar los planes de Dios, que difieren en mucho a nuestros apetitos egoístas y carnales. Pero será por demás dulce, refrescante y renovador…

Que Dios los bendiga !

Raimundo

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