Fontanarrosa, el fin de un hombre.

Cayó la oscuridad sobre los ojos de un hombre más.

¿De un hombre más?

Quizá no un hombre cualquiera.

Ahora bien. ¿Qué distingue a un hombre como el negro Fontanarrosa del resto?

Muchas cosas.

Pero no es mi intención hacerle un homenaje de despedida (que no le han faltado) sino dejar un pensamiento que relaciono directamente con la importancia o no de los hombres en general.

¿Fue, el negro, un personaje especial?

En muchas cosas sí, lo fue.

Existen muchos seres especiales. Aunque depende para quiénes lo son… (Sí. Puntos suspensivos aún cuando el negro Fontanarrosa los consideraba una omisión voluntaria).

Para aquellos para los que JUAN es especial, buen padre, buena persona, buen hijo, buen trabajador pues, cualquier argumento en contra será tomado como un ataque sin fundamentos.

Para aquellos otros, que consideran a JUAN un traidor, un mal amigo, un falluto pues, el mismo argumento será todo lo contrario, es decir, la certeza de que la mala impresión que nos causaba era legítima.

Así vamos por la vida algunos, recibiendo elogios, dando penas, cosechando insultos, sembrando “buena onda”, entre otras acciones más o menos amables y/o groseras.

Lo que más me dá qué pensar es lo siguiente:

¿Qué utilidad tiene, a quien muere, la trayectoria que ha tenido?

Me viene a la mente la vida de un médico como René Favaloro que luego se suicidó. Una carrera brillante, una intachable conducta, un reconocimiento que sobrepasa al de muchos, para terminar arrinconado contra la pequeñez de un trozo de plomo debido a la congoja que le embargaba por cientos y cientos de problemas a los que no logró encontrar solución.
(Todo esto, si realmente se suicidó… -acá el “negro” me hubiera permitido los suspensivos-).

El caso del “negro” es diferente. Él no escogió morir como salida a sus problemas. Él llegó al último segundo con dolor por una enfermedad que lo fué agotando. Su ánimo era golpeado a cada segundo con la certeza del fin.

Es cierto. Son muertes distintas.

Uno la buscó. Otro intentó evitarla pero ésta se empeñó en encontrarlo.

Ambos muy queridos. Ambos, personajes ejemplares.

Pero la pregunta es:
¿Sirvió de algo en ese momento crucial la trayectoria y los hechos realizados en vida?

Es interesante pensar que mientras vivimos buscamos de un modo u otro el reconocimiento de aquellos que nos rodean. Siempre. SIEMPRE!

Todo lo que hacemos es con el fin de llamar la atención hacia nuestra persona.

¿Con qué finalidad?

Deseamos ser amados.

¿En qué momento somos más amados?

Cuando no estamos más. Cuando es imposible volver a encontrarnos.

¿Será posible que reconozcamos este error tan “humano” y comencemos a “valorar” como corresponde a aquellos seres que realmente tienen ese “valor”?

René Favaloro, no quiso esperar, porque se cansó antes de las promesas incumplidas.

El “negro” Fontanarrosa, tenía lo que quería, a los suyos, a su club Rosario Central, a su ciudad Rosario en Santa Fe, Argentina, y sus creaciones. Pero el aplauso más grande llegó cuando era tarde… (si me leyera le pediría perdón por otra oración inconclusa).

No le puedo agradecer. Ya no está aquí.

Pero voy a hacer una cosa.

Como homenaje a todos aquellos que dejaron una estela con sus vidas y nos enseñaron tantas cosas.

A partir de ahora, voy a agradecer como corresponde cada cosa que vea que merezca reconocimiento. No voy a esperar hasta que sea tarde. Lo haré inmediatamente.

Debemos conocer, como humanos, la urgencia de lo espontáneo y lo superficial que resulta nuestra existencia en la historia del mundo desde su creación y hasta su desenlace (sea cuando sea que esto suceda).

El resto, piénsenlo solos.

Un gran abrazo,

Raimundo

Comentarios

Entradas populares de este blog

Es tiempo de volver. Pastor Samuel Mariano

Proverbios 1:4

Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspián