Deseas prosperidad ? - 2a parte.

Recibí un mensaje de Salim:

Cordial saludo, su predica o mensaje es alentador y motivador para la obra de cristo jesus, pero en lo que no estoy de acuerdo, es que dios en este mundo quiere que segun usted vivamos en pobresa , dolor, o vida de pobre en lo economico, no se si le entendi, o no pero dios hizo al hombre a su semenjanza, y dios es rico en todo y quiere que sus hijos se rico como el lo vemos em el antiguo testamento y en el nuevo, se hablo de prosperidad espiritual y material, lo que no debemos es que idolatremos al dinero,pero podemos vivir comodos por gracia de dios. amen del resto todo muy bien, y nos ayuda a ver una realidad mas cristina de su palabra, le felicito y espiritu de dios este con nosotros. amen. favor reponder.

FIN DEL MENSAJE.

Mi respuesta:

Amado hermano,

Todo lo que el Señor desea para nuestras vidas, ya lo poseemos.

Aquellos deleites sublimes que nos esperan en gloria, no tienen comparación alguna con las migajas que estamos acostumbrados a recibir en este mundo (y me refiero por “migajas” a todo lo que este mundo puede ofrecer, aún aquellas cosas tan “codiciables” para el ojo, el apetito y la vanagloria).

No piense que estoy en contra de que una persona posea dinero, todo lo contrario.

Estoy en contra de aquellos que predican el bienestar material, como si Cristo hubiera muerto por esas vanidades.

El dolor, ¿quién no lo padece? Un hermano que se va a la guerra, una mujer que de pronto sufre una enfermedad, un esposo que se va saltando cual adolescente tras la primer falda que encuentra, un niño que es secuestrado y mutilado…

El dolor es parte de nuestra realidad, hermano. Y no existe un modo mejor de ser formado en el camino, que mediante la prueba.

Al comenzar la vida cristiana, mis pruebas eran muy tontas (desde mi punto de vista actual) como ser:

“He mentido…¿perderé la salvación? ¿Qué cosas estaré haciendo bien y qué cosas estaré haciendo mal?”, “¿Debo servir al Señor en la India?”, “¿Y si la esposa que el Señor elige para mi, no es de mi agrado? ¿Qué hago? ¿La acepto igual porque viene de Dios? ¿Y si no es de Dios?”

Todas estas luchas (más bien psíquicas y ligadas a emocionalismos) fueron válidas y me hicieron crecer. Pero con el tiempo, y a medida que uno se va acercando a la meta (aún me falta muuuuucho por llegar), las pruebas son mucho más complejas… Entendiéndose por complejas, la pérdida de un ser amado que nos deja sin respuestas desde el cielo… (nuestros eternos “porqués”), un hijo que comienza en la droga (aún cuando nos sentábamos con él en la iglesia para cantar himnos…). Son sólo ejemplos, he vivido algunos de ellos y otros no. Pero quería ejemplificar la complejidad de las pruebas.

¿Por qué? Se preguntará usted…

Le explico.

¿Cómo podremos sostener a alguien que está atravesando por un dolor enorme si sólo conocemos ese dolor por medio de lo que nos dice un libro o una revista?

¿Estamos de ese modo “externo” capacitados para aconsejar y dar una palabra de esperanza en medio del dolor? ¿o al menos una palabra de consuelo? ¿o sentarnos al lado de la persona lastimada y comprender (y hacer nuestro) su dolor? Eso es lo que se llama empatía. Ponerse en los zapatos del otro.

Por muchos años quise ser consejero (y de hecho algo aconsejé) pero veía que muchos sólo buscaban en dónde lucirse con su conocimiento bíblico en lugar de pretender abrazar el dolor del ser que estaba frente a él sufriendo.

¿Eso es cristianismo? Yo lo dudo. Aunque si mira bien, hermano… lo verá más de lo que se imagina.

Espero que el Señor le bendiga y le permita caminar firmemente sobre su delgado sendero hasta la victoria !!!

Raimundo Baravaglio.

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