El exterminio judío.

Dejo para consideración de los lectores este documento de importantísimo valor histórico y que nos deja innumerables enseñanzas sobre la naturaleza humana.

Alemania, 15 de Marzo de 1933.
Las elecciones en Alemania se llevan a cabo en un ambiente de intimidación.
El partido nacional socialista, apoyado por el partido nacional alemán, gana por mayoría absoluta.
Adolf Hitler pide de inmediato que le concedan plenos poderes. Poderes que permitirían al gobierno promulgar leyes sin necesidad de pasar por el procedimiento constitucional.
El 14 de Julio todos los partidos son declarados ilegales.
El nuevo modelo político se funda directamente sobre la relación entre el Führer y las masas.
“Hitler es Alemania y Alemania es Hitler” se dijo, “El pueblo alemán se resume en Adolf Hitler”.
El 2 de Agosto de 1934, con la muerte de Hindemburg, Hitler asume los cargos de presidente y de canciller.
Sólo a él juran fidelidad los soldados.
Sólo él puede promulgar leyes.
La maquinaria del estado totalitario llega a su perfección bajo el mando de su carismático jefe, dueño de las más modernas técnicas de propaganda y comunicación de masas en prensa, radio y cine, a través del uso sistemático del terror.
Finalmente aparece el arista antisemitista del nazismo como eje de la bandera de una raza superior: la misma de Hitler.
Los judíos son los responsables de la muerte de los judíos hace 2000 años.
Ellos son los asesinos de Dios. Ellos los desmitificadores de la sagrada forma.
Preparan a la población para lo que vendría más tarde.
Sin embargo, la persecusión de los judíos también son un instrumento para los objetivos del nazismo en el poder.
Necesitan un “chivo expiatorio” sobre el cual concentrar la agresividad y el malestar de las masas. Un grupo social sobre el que descargar la responsabilidad de las dificultades económicas (y el rencor popular), y sobre el cual ostentar la omnipotencia terrible del aparato de represión del régimen.
Las finanzas judías son consideradas como las responsables de la disolución de los ahorros de los buenos padres de familia alemanes.
A causa del asesinato de un diplomático alemán en París a manos de un estudiante judío, durante la noche del 9 de Noviembre de 1938, se desencadena en toda Alemania una enorme furia, la llamada “Noche de los cristales”, la noche en la cual aparece con toda su violencia la campaña contra los judíos alemanes.
Las sinagogas serán incendiadas en todo el país. Millares de personas serán arrestadas y enviadas a los campos de concentración.
Mediante un decreto se obliga a los judíos, víctimas de la violencia, a resarcir los daños al Estado.
En la entrada de la ciudad hay carteles que dicen “Judíos prohibidos” y “Judíos fuera!”. Tampoco pueden entrar en los parques.
Se les ofrece optar por el trabajo forzoso o abandonar el país.
Elián, sobre el lago Ginebra. Representantes de 32 países se reúnen en una conferencia sobre los refugiados.
Nadie quiere a los judíos provenientes del Tercer Reich.
Muzzolini decide quedar bien con Hitler y adhiere a las políticas antisemitas, formando parte de la SOA.
Los judíos comienzan dejan de ser considerados personas. Se los va reuniendo en diversas zonas a la espera de los trenes que los llevarían a los campos de concentración nazis.
Aparece el proyecto eutanasia (conocido también como T4) para eliminar a los que tengan defectos psíquicos o físicos.
Sólo existe lugar para los sanos, para los fuertes.
Se utiliza por primera vez en el Campo de Concentración de Bozen el óxido de carbono en botella: un gas para matar.
El nazismo empieza a transformar los campos de concentración, antes destinados a la reeducación de los opositores al régimen, en verdaderos campos de exterminio.
Mayo de 1939: Algunos judíos alemanes son autorizados a embarcarse en un barco que los llevará hacia Cuba. Felices de poder escapar de la realidad de la locura nazi, cerca de 900 judíos suben con la esperanza renovada.
Al llegar a Cuba, se les niega el desembarco en la isla. Los tripulantes envían un telegrama a los Estados Unidos, solicitando al presidente Roosevelt un asilo temporal. Su petición cae en el vacío. Estados Unidos no deroga sus férreas leyes sobre inmigración. Los judíos están obligados a regresar a Europa, donde acabarán finalmente en los campos de concentración nazis.
1º de Setiembre de 1939. Hitler invade Polonia. Comienza la Segunda Guerra Mundial.
Lo que parecía imposible se hace realidad. Miles y miles son confinados a vivir en circunstancias casi incompatibles con la vida, en humillantes condiciones y en la más inferior de las categorías.
Verano del ‘41. Los nazis invaden Rusia.
Centenares de miles de prisioneros de guerra rusos se encuentran en manos de los alemanes.
Reciben órdenes de matar a todos los enemigos, judíos y opositores en el campo de batalla o en los campos de concentración.
En los territorios ocupados se lleva a cabo un plan secreto. Políticos, opositores y todos los judíos son maltratados por las fuerzas especiales nazis.
Es el inicio del genocidio de los judíos.
15 de Setiembre de 1941.
Aparece en el Tercer Reich la estrella de David sobre las chaquetas de los judíos. Muchos judíos las llevaban cosidas con orgullo.
Después de dar vía libre a la “solución final” (el exterminio definitivo de los judíos), sólo quedaba un obstáculo de índole técnico:
¿Cómo llevar a cabo una masacre de tales dimensiones?
¿Cómo hacer más eficaz el exterminio, sin restar energía al esfuerzo bélico?
¿Cómo deshacerse del resultado del exterminio?
La opción del fusilamiento resulta económicamente inviable.
No hay proyectiles para todos y supone una excesiva carga de trabajo.
En Auschwitz se fusila a 25.000 deportados, pero pronto se dejará este método por otro igualmente eficaz pero menos costoso.
Se perfecciona un método que se utilizó en Treblinka.
Se crean las cámaras de gases en Auschwitz con una capacidad de eliminación de 10.000 personas. Se trata de los primeros homicidios usando el tristemente famoso “Cyklon B”. Los cuerpos de las víctimas son quemados.
Las mujeres se rasgaban la ropa en busca de alguien que se compadeciera de ellas. Los soldados de las S.S. apuntaban a la cabeza de las que lloraban y simplemente gatillaban.
A las 4 de la madrugada, se realizaba una llamada en donde eran elegidos quiénes seguirían con vida. Generalmente los que eran vistos como más fuertes y útiles para trabajar. El resto era enviado a las cámaras de gas.
“El trabajo te hace libre” dice un cartel en la entrada de Auschwitz. Para pocos afortunados, esas palabras eran realidad.
Para el final de 1941 ya habían matado a medio millón de judíos.
En la primavera de 1942, en vísperas del cumpleaños del Fhürer, se coincide en que Auschwitz debe convertirse en la maquinaria de la muerte de todos los judíos. Pero debe mantenerse en secreto.
Comienzan a circular rumores sobre el horror que ocurre en Auschwitz. Las historias son tan descabelladas que son difíciles de aceptar por la razón humana y se consideran más bien una fantasía. No sería posible que estuviera sucediendo realmente lo que algunos se arriesgaban a contar… ¿o si?
Nadie conocía el verdadero destino de las deportaciones. Ni tampoco su conclusión final.
En una oportunidad una mujer se acercó a un soldado con su hijo, y aterrorizada le dijo: “Máteme”. El soldado, levantó la cabeza del niño para ponerla junto a la de la mujer y disparó a través.
La gestión de los campos es confiada a unos 20.000 soldados adiestrados científicamente para cultivar instintos de odio, dominio y opresión.
Entre los prisioneros se elegía a quienes debían hacerse cargo de quemar a las víctimas y reducir las cenizas al menor tamaño posible. Quien se resistía a colaborar, sencillamente se lo eliminaba.
Muchos de los que realizaban esta tarea, tarde o temprano eran reemplazados, ocupando el lugar de víctimas.
El pensamiento de quienes podían permanecer en el trabajo, se basaba en la esperanza de supervivencia: “si hago lo que dicen, quizá sobreviva”.
En el ámbito médico, los campos de concentración son un paraíso de investigación único. Miles de seres vivos sobre los cuales poder investigar sobre diversas áreas de la ciencia. Probar una vacuna contra el tifus. Valorar la resistencia al ruido, a la altura, etc.
Existían otros campos de concentración, como por ejemplo Terezin, que funcionaban como una pantalla al horror de Auschwitz. Allí en Terezin, se reunía a diversas personalidades del arte, la música, etc., ya que la idea principal de la SOA era mantener ocultos el horror y la masacre.
Se autoriza una inspección de la Cruz Roja meticulosamente grabada por las cámaras de las S.S.
A los representantes se les enseña una estructura con jardines, laboratorios artesanales y huertos cultivados por los prisioneros.
Los prisioneros recluidos en Terezin, tienen que exhibirse y ser exhibidos para demostrar que les tratan bien.
Partidos de fútbol que sólo duran lo necesario para ser alcanzados por las cámaras. Rebanadas de pan con margarina que se les entrega a los prisioneros. Todo es falso. Necesario para mantener ocultas las atrocidades del régimen nazi hoy y también en los años venideros.
Es suficiente tocar una sola zanahoria de los huertos para que te maten inmediatamente.
La ropa de los prisioneros es ropa de escena llegada expresamente desde Berlín.
Una vez acabada la visita de la Cruz Roja, todos son enviados a morir a Auschwitz: los jugadores de fútbol, el público, los músicos, las niñas con sus rebanadas de pan, los operarios de los laboratorios artesanales, los pequeños comediantes…
Toda persona que aparece en la grabación para la Cruz Roja es eliminada en la cámara de gas, para evitar que quede algún testigo de la falsa imagen presentada por los nazis.
El plan de exterminio es tan inhumano que ni siquiera ellos pueden permitirse hacerlo evidente.
A veces, recordar es parte de un proceso que nos prepara para el futuro, el cual por lo general es incierto.
Tenemos un futuro que esperar y que vivir. No queda más remedio que enfrentarlo, sean cuales sean sus requisitos. Pero con la convicción de que haremos lo mejor de nosotros por ayudar a los que más sufren.
Lejos estamos…

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