Nuestro lugar espiritual

El Señor nos dice en Efesios:

Efesios 1:16-23

"no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis
oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os
dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,alumbrando los
ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os
ha llamado,y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos,según la operación del poder de su fuerza,la cual operó en Cristo,
resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales,sobre todo principado y autoridad y poder y señorío,y sobre todo
nombre que se nombra,no sólo en este siglo,sino también en el venidero;y sometió
todas las cosas bajo sus pies,y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia,la cual es su cuerpo,la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo."


Hasta aquí la posición que Dios el Padre dió a Jesucristo una vez que Él venció en la cruz del Calvario a la muerte.

Fue una obra estupendamente excelsa y nos dió todo poder mediante ese sacrificio no merecido por nosotros.

Ahora bien, veamos qué lugar ocupamos nosotros en esa altura a la cual llegó Jesús:

Efesios 2:1-9

“Y él os dio vida a vosotros,cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados,en los cuales anduvisteis en otro tiempo,siguiendo la corriente de este
mundo,conforme al príncipe de la potestad del aire,el espíritu que ahora opera
en los hijos de desobediencia,entre los cuales también todos nosotros vivimos en
otro tiempoen los deseos de nuestra carne,haciendo la voluntad de la carne y de
los pensamientos,y éramos por naturaleza hijos de ira,lo mismo que los demás.
Pero Dios,que es rico en misericordia,por su gran amor con que nos amó,aún
estando nosotros muertos en pecados,nos dio vida juntamente con Cristo(por
gracia sois salvos),y juntamente con él nos resucitó,y asimismo nos hizo sentar
en los lugares celestiales con Cristo Jesús,para mostrar en los siglos
venideroslas abundantes riquezas de su graciaen su bondad para con nosotrosen
Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;y esto no de
vosotros,pues es don de Dios;no por obras,para que nadie se gloríe.”


O sea que… Nada hemos hecho bueno para merecer estar en el mismo lugar en que Cristo se encuentra gobernando en autoridad.

No estamos a los pies de nadie, si bien se espera que tengamos esa actitud humilde.

Nuestra posición en cuanto a autoridad espiritual es por encima del resto de los mortales que no conocen a Dios.

¿Para jactarnos? De ninguna manera, sino para servirles.

Sabiendo que sus maldades sólo son parte de los sufrimientos que nos esperan padecer por el amor de nuestro Dios, quien padeció peores tormentos por nosotros.

Seamos pacientes que nos espera la corona de justicia !!!

Pero caminemos con la certeza de la victoria lograda. Aún cuando en la carne el sufrimiento pudiera contradecir la verdad espiritual irrefutable e inconmovible.

Raimundo Baravaglio

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