Excusas

  • “No se pase la mitad de su vida diciendo lo que va a hacery la otra mitad explicando por qué no lo hizo.
  • Siempre es más fácil encontrar excusas, que tiempo para hacer las cosas que no queremos hacer.
  • No hay excusa para estar siempre dando excusas.
  • Cuando comete un error y luego da una excusa por él, ha cometido dos errores”.(John Mason)

¿Conoce gente que vive dando excusas?

¿Nunca ha dado una excusa?

Yo lo hago cada tanto… soy humano, ¿sabe? Y generalmente solemos hacer estas cosas.

Quizá algunos más frecuentemente que otros. En nuestros trabajos, para eludir un llamado de atención que sabemos que vendrá si decimos “la verdad”.

¿Qué es la excusa sino una mentira encubierta?

Es cierto, muchas veces decir la verdad nos puede meter en aprietos. Pero vale la pena experimentar una vida sin aprietos… y en verdad!

Cierta vez, mi esposa escuchó a mi cuñado decir que en “tal peluquería cortan el pelo con los dientes”.

Era la peluquería a la que suelo ir a cortarme el cabello cuando ya no puedo peinarlo… (sí, me lo indica el peine !!!)

En broma, mi esposa comenzó a decir: “En esa peluquería cortan el pelo con los dientes”.

Un día fui con mi hija de 4 años a cortarme el pelo. No había nadie. El peluquero me indicó que me sentara en la silla, y mi hija se quedó mirando unos dibujitos en un televisor que hay en ese comercio para los niños.

El peluquero comenzó a hacerle preguntas a ella, quien al parecer no gustaba de las interrupciones en sus programas favoritos de TV.

En un determinado momento, ella dice: “Mi mamá dice que acá cortan el pelo con los dientes”.

El peluquero (que creyó como yo, que no escuchó lo que había escuchado) le re-preguntó: “¿Cómo?”.

Mi hija repitió la frase con espectacular entonación: “MI MAMAAAAA DICEEEE QUE ACAAA CORTAN EL PEEEELO CON LOS DIENTEEEES!!!”

El peluquero me miró y me dijo: “¿Qué vergüenza te hacen pasar los chicos a veces, no?”

Terminó su trabajo, salimos del local y… LA FELICITÉ !

¿Qué hiceeee?

La felicité. Por haber dicho la verdad sobre algo que había escuchado.

Hubiera podido escoger una excusa para mi “vergüenza” por lo que dijo, y darle un escarmiento por decir las cosas que “sólo se hablan de la puerta para adentro”.

Pero en ese caso, le hubiese enseñado a ser falsa. Le hubiera dado una lección de hipocresía que no creo que sea útil para nada. Por eso recibió mi felicitación.

Aprendí que si no quiero que alguien repita lo que digo a otros, lo mejor sería no decirlo.

En este caso en particular, ni mi esposa, ni mi hija, ni yo, creíamos que el peluquero “cortara el pelo con los dientes”, sino mi cuñado, quien seguramente también lo habría dicho en broma. Pero eso, el peluquero no lo sabía.

Haber actuado en contra de mi hija, por la “vergüenza” que me tocó pasar en ese momento, hubiera sido cometer un segundo y (creo yo) más grave error.

Dejo sólo estos párrafos para que los mediten.

Por lo general, cuando llegamos tarde a una reunión o cita, culpamos al tránsito (que seguramente lo hubo), pero olvidamos decir que realmente salimos con el tiempo justo.

Dios mismo no tolera (aunque en otro contexto) las escusas:

Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.

Y todos a una comenzaron a excusarse.

El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.

Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.

Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.

Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor.

Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.

Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.

Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.” Lucas 14:16-24.

Que el Señor les bendiga !

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