Jesús y los milagros
Cuando Jesús caminó entre nosotros trayéndonos el mensaje del reino de los cielos, lo hizo con innumerables señales y milagros.Éstas señales y milagros, sólo acompañaban el mensaje.Seguían al mensajero, en lugar de precederlo.
Generalmente el milagro ocurría luego de una enseñanza.
En sus últimos tiempos de su ministerio, su fama ya era tan notoria que en donde existía la necesidad de un milagro, se le acercaban para solicitárselo. Tal es el caso de la mujer que tocó el manto de Jesús y la hija de Jairo en el mismo pasaje.
Si bien las señales eran necesarias para traer fe a una generación que la había perdido, no eran la causa de su mensaje.
Jesús no utilizó los milagros y las señales para hacerse conocer a sí mismo, sino para dar fuerza y credibilidad a su mensaje. Fueron necesarios para dar a conocer a los hombres que Dios mismo era quien en medio de ellos.
Por otra parte, recuerdo la simplicidad en el comentario que realizó el hermano Mel Tari en relación a los milagros que sucedieron en la isla de Soe en Indonesia durante su ministerio en la década de los ‘70.
Él hizo referencia a que cuando tenían que cruzar hacia otra isla, por no tener puentes para hacerlo, ni botes, caminaban sobre las aguas. Esto sucedió por varios años hasta que nosotros edificamos un puente y ya no requerimos de un milagro para caminar por las aguas. “Dios es práctico”, concluyó.
Del mismo modo, los avances de la medicina son tantos que en muchas ocasiones, los hombres han dejado de lado la soberanía del Señor por sobre nuestra salud.
Por eso es que cantamos con alegría “El Señor es mi Sanador”, pero corremos al médico ante cualquier síntoma.
Del mismo modo nos sucede ante cualquier eventualidad de la vida. Corremos a refugiarnos bajo los adelantos tecnológicos a los cuales nos hemos acostumbrado con elegante holgadez. Sólo acudimos al Señor cuando nos estamos hundiendo y no funcionó aquello del puente…
Que el Señor nos alumbre y nos permita crecer en sencillez para creer como un niño en Su poder para sostenernos en cada área de nuestra vida.
Los milagros son actuales y accesibles. Sólo depende qué escojamos nosotros:
¿Preferimos la solución de Dios?
¿Optaremos por salir a flote con nuestras “propias” herramientas?
¿En cuál cristianismo estamos creyendo?
¿En qué Dios creemos que estamos creyendo?
Que el Señor les bendiga !!!
Raimundo
Generalmente el milagro ocurría luego de una enseñanza.
En sus últimos tiempos de su ministerio, su fama ya era tan notoria que en donde existía la necesidad de un milagro, se le acercaban para solicitárselo. Tal es el caso de la mujer que tocó el manto de Jesús y la hija de Jairo en el mismo pasaje.
Si bien las señales eran necesarias para traer fe a una generación que la había perdido, no eran la causa de su mensaje.
Jesús no utilizó los milagros y las señales para hacerse conocer a sí mismo, sino para dar fuerza y credibilidad a su mensaje. Fueron necesarios para dar a conocer a los hombres que Dios mismo era quien en medio de ellos.
Por otra parte, recuerdo la simplicidad en el comentario que realizó el hermano Mel Tari en relación a los milagros que sucedieron en la isla de Soe en Indonesia durante su ministerio en la década de los ‘70.
Él hizo referencia a que cuando tenían que cruzar hacia otra isla, por no tener puentes para hacerlo, ni botes, caminaban sobre las aguas. Esto sucedió por varios años hasta que nosotros edificamos un puente y ya no requerimos de un milagro para caminar por las aguas. “Dios es práctico”, concluyó.
Del mismo modo, los avances de la medicina son tantos que en muchas ocasiones, los hombres han dejado de lado la soberanía del Señor por sobre nuestra salud.
Por eso es que cantamos con alegría “El Señor es mi Sanador”, pero corremos al médico ante cualquier síntoma.
Del mismo modo nos sucede ante cualquier eventualidad de la vida. Corremos a refugiarnos bajo los adelantos tecnológicos a los cuales nos hemos acostumbrado con elegante holgadez. Sólo acudimos al Señor cuando nos estamos hundiendo y no funcionó aquello del puente…
Que el Señor nos alumbre y nos permita crecer en sencillez para creer como un niño en Su poder para sostenernos en cada área de nuestra vida.
Los milagros son actuales y accesibles. Sólo depende qué escojamos nosotros:
¿Preferimos la solución de Dios?
¿Optaremos por salir a flote con nuestras “propias” herramientas?
¿En cuál cristianismo estamos creyendo?
¿En qué Dios creemos que estamos creyendo?
Que el Señor les bendiga !!!
Raimundo
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