Amando al pecador y aborreciendo el pecado
Lo que el mundo necesita es Gracia. (Sí… estoy leyendo a Philip Yancey) Muchas iglesias que se jactan de ser espirituales, dejan afuera a muchos por sus costumbres, por su condición social, por su apariencia externa. Cuántos estarían dispuestos en alguna de estas “grandes” iglesias a recibir con amor y respeto (estimando al recién llegado como superior a sí mismo) a una prostituta, por ejemplo. A un homosexual. A un asesino. A un violador. ¿Lo haría sabiendo quién es y lo que ha hecho? La respuesta será (obviamente) SIIIIIIIIII !!! Pero la verdadera respuesta. La que el Señor espera, está a las puertas de las congregaciones. Muchas de estas mega-iglesias, para no escandalizar a los asistentes, en el caso de que llegue algún ser “visualmente desagradable” se lo envía por la puerta de atrás, se le enseña el camino de salvación, se le da una palmadita en la espalda y… ¡cuando se bañe y esté perfumadito vuelva! El Señor no buscaba la comodidad ni las grandes sinagogas. Él entraba ...